Este descubrimiento no sólo es importante para entender cómo la lejía mantiene las cocinas higiénicas o por qué es tan efectiva contra los microbios -de hecho, nuestro organismo también produce pequeñas cantidades de hipoclorito para defenderse de los microorganismos invasores- sino que supone un gran paso en la lucha contra las infecciones bacterianas.
Este descubrimiento, llevado a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan (EEUU), tuvo lugar de forma casual en el marco de un proyecto de estudio de una proteína bacterial.
Aunque la lejía se utiliza desde hace más de 200 años y es uno de los desinfectantes de mayor uso en los hogares de todo el mundo, nadie hasta ahora conocía los detalles de la acción antimicrobiana de su componente activo, que ataca a las proteínas esenciales para el crecimiento bacteriano y acaba matándolas.
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Dolores Rosales
ANE (Asoc. Nac. de Electroquímica)
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