Técnicos de la Universidad de Cambridge están estudiando una nueva metodología para eliminar el mejillón cebra. Son las denominadas denomina “biobalas”, que consisten en la liberación controlada de partículas para atacar al molusco invasor. Para este estudio se utiliza cloruro potásico, una sal que es particularmente tóxica para el mejillón cebra y, sin embargo, totalmente inerte para la mayor parte de la fauna acuática.
La efectividad de este método está siendo del 100% con la ventaja añadida de que las biobalas de cloruro potásico matan la especie invasora sin verter nada al medio, por lo que no contamina y se consiguen más resultados con menor cantidad de producto.
El mejillón cebra produce graves daños en el ecosistema porque elimina o desplaza especies autóctonas amenazadas, lo que supone un empobrecimiento del patrimonio natural. Además, afecta a depósitos, embarcaciones, motores, turbinas, etc. y coloniza tuberías y conducciones de agua poniendo en peligro el abastecimiento agrícola, industrial y de los núcleos urbanos.
Una de las zonas más afectadas por esta especie es el Ebro. La presencia del mejillón cebra en esta zona se detectó por primera vez en 2001 y, desde entonces, no ha dejado de extenderse. Para evitarlo, profesionales de la Confederación Hidrográfica del Ebro ya han viajado hasta Inglaterra para conocer la aplicación de las biobalas de cloruro potásico y comenzar a aplicarla en la Cuenca del Ebro.
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Dolores Rosales
ANE (Asoc. Nac. de Electroquímica)
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